“…La principal innovación del poema con respecto al material tanto canónico como principalmente apócrifo de lo narrado es la adecuación cronológica poética, que hace que sean los hijos de los ladrones, y no ellos mismos, quienes mueran con Cristo, y que, por lo tanto, sea el salvado quien recibió la sanación milagrosa en su infancia. Los acontecimientos del asalto de los ladrones, la curación de un niño leproso y el Calvario, dispersos en el Libro árabe de la infancia como uno de los antecedentes reconocidos de nuestro poema, se unifican en el Libro de los tres reyes de Oriente mediante la impronta material más importante de todas: la de la vida humana como realidad espacio-temporal acotada (Zubillaga 2016(Zubillaga y 2019. El marco biográfico, representado en la Encarnación, pero apreciable sobre todo en los sucesos compartidos por los hijos de los ladrones y Cristo (desde su nacimiento hasta su misma muerte), es el elemento material que subsume a todos los demás en su impronta natural y simbólica: los dones ofrecidos por los Reyes Magos, entre los que se encontraba la mirra en asociación a su humanidad; la estrella como guía lejana, pero concreto y visible testigo de los sucesos humanos; el agua, que supone algo tan cotidiano como la limpieza del cuerpo, pero que puede purificar asimismo el alma en contacto con lo sagrado.…”