“…Por otra parte a los médicos, odontólogos, veterinarios, enfermeras, entre otros, nos cuesta trabajo percibir la importancia de profundizar en los aspectos conceptuales y técnicos de las disciplinas educativas durante nuestra formación, porque no la visualizamos de manera explícita en el currículo vivido, y porque los modelos de rol a que estamos expuestos la trivializan de manera frecuente. Por lo anterior, dedicamos el poco tiempo de que disponemos durante nuestra formación como profesionales de la salud a cubrir los requisitos que se nos colocan enfrente, como son los exámenes, el trabajo clínico, el aprendizaje de destrezas psicomotoras, y quizá (con excepción de las maestrías y doctorados) los aspectos de investigación necesarios para realizar y publicar nuestra tesis de la carrera o especialidad.De esta manera nuestras decisiones educativas están habitualmente basadas (con varias honrosas excepciones, por supuesto) en el enfoque PCOA citado por Harden: Prejuicios, Corazonadas, Opiniones y Adivinanzas 4. Si el lector duda sobre esta afirmación, lo invitamos a reflexionar de nuevo sobre las tres viñetas educativas con que inició el artículo, ¿le suenan familiares?, ¿merecen los estudiantes de las instituciones de educación superior y de los hospitales, un enfoque simplista y superficial a su proceso de aprendizaje?, ¿debemos conformarnos con continuar ejerciendo la educación sin informarnos sobre los avances científicos de la misma?, ¿debemos dejar pasar la oportunidad de colaborar interdisciplinariamente con las personas que tienen entrenamiento formal en las diversas disciplinas que tienen que ver con la educación (psicólogas, pedagogos, antropólogos, entre otros)?…”