El ingenio y voluntad están detrás de todas nuestras creaciones. Encontramos soluciones a obstáculos o necesidades de la cotidianidad, incluso desconociendo las consecuencias de su empleo. Ya nos ha ocurrido con la dinamita y la tecnología nuclear, y ahora sucede con el ciberespacio. El ciberespacio es hasta el momento el único dominio creado por nuestra especie, lo cual resulta sumamente paradójico, considerando que la gran mayoría lo emplea diariamente sin entender su conformación ni las implicaciones en la vida cotidiana. Peor aún, justificamos este desconocimiento al afirmar que este dominio solo atañe a unos pocos que conocen el lenguaje de las computadoras, sin detenernos a pensar que con tener un teléfono celular ya se forma parte del ciberespacio. Este libro nace como respuesta a esta deficiencia de conocimiento en los usuarios del ciberespacio, pero se desliga de las aproximaciones tradicionales y técnicas para concentrarse en el factor del comportamiento humano en sociedad. Se encuentra dividida en cuatro capítulos: el primero desarrolla el concepto del ciberespacio; el segundo, los actores que en este interactúan y sus motivaciones; el tercero, el concepto de poder, y el último, la sorpresa como un elemento potenciador. Para plantear el argumento se empleó una premisa: mientras las tecnologías de inteligencia artificial no sean realmente eficientes, al final siempre habrá una persona detrás de cada código, plataforma, red, sistema o máquina. Si esto es cierto, el ciberespacio es, indiscutiblemente, un entorno humano que nos atañe a todos y, solo por eso, esta lectura bien vale la pena.