Se propone un modelo de competencia bancaria que incluye un sesgo de exceso de confianza por parte de algunos gestores. Dos son los principales resultados que se derivan del modelo. Primero, una fusión entre bancos racionales puede cambiar su comportamiento de manera que, tras la fusión, seguirían al banco sesgado en condiciones en las que no lo habrían hecho antes de la fusión, ampliando el volumen de crédito concedido por el mercado bancario. Segundo, los resultados obtenidos resuelven la paradoja de las fusiones, en el sentido de que la fusión sería rentable para los participantes y, por tanto, intrínsecamente estable..