“…El daño que efectúa es de manera directa por la alimentación de la savia de la planta e indirecta por la transmisión de Candidatus Liberibacter solanacearum (CLso) (Gutiérrez-Ramírez et al, 2021), siendo responsable de la disminución de hasta un 60% en los rendimientos esperados (Rivera-Martínez et al, 2018). Recientemente, se determinó la distribución del haplotipo Central de B. cockerelli en Aguascalientes, Zacatecas, Jalisco, Guanajuato, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí, Nayarit, Nuevo León, Durango, Michoacán, Coahuila y Tamaulipas, en México; así como se determinó la presencia de CLso en el 88.57% de las poblaciones B. cockerelli procedentes de los estados antes mencionados (Cerna et al, 2021). El manejo agronómico de B. cockerelli se ha realizado de manera cultural con mallas de poro pequeño que limitan el acceso del psílido a las zonas de cultivo y trampas pegajosas de color amarillo (Roller Trap) (Vereijssen et al, 2018); eliminar hospederos alternos dentro y fuera del cultivo (Delgado-Ortiz et al, 2019); así como acolchados plásticos de color gris-plata (Lozano et al, 2018).…”