“…El mal uso de los plaguicidas para el control de la mosca blanca ha dificultado su manejo (Campuzano-Martínez et al, 2010;Macías-Flores, Santillán-Ortega, Robles-Bermúdez, Ortíz-Cantón, & Cambero-Campos, 2013;Naveen et al, 2017). Hay reportes de resistencia adquirida en la mosca blanca de moléculas de organofosforados, neonicotinoides, piretroides y organoclorados (Cuéllar & Morales, 2006;García Valencia, Mesa Cobo, Estrada, & Mena, 2013;Kandil, Saleh, El Dief, & Farghaly, 2008) o disminución del efecto de estos para el control de la mosca blanca (Smith, Nagle, MacVean, & McKenzie, 2016), esto podría ser la causa de que estas moléculas necesiten de dosis muy altas para su control, afectando a insectos benéficos en los cultivos, donde se ha observado en campo la disminución de la diversidad de enemigos naturales nativos de la mosca blanca en Chimaltenango.…”