“…Estas situaciones demandan un nuevo modelo de ser humano y procesos de formación en los que se reconozcan las herramientas esenciales que se requieren para hacer frente a los actuales contextos: a los estudiantes se le enseña por años a resolver problemas de matemáticas, pero no aprenden lo verdaderamente trascendental, cómo vivir en un mundo que día a día pone a prueba sus emociones. De hecho, las instituciones académicas no siempre preparan a los jóvenes para que sean social y emocionalmente capaces de enfrentar las luchas, ni para encarar los desafíos que a menudo se presentan.En un mundo donde convergen cada mes más aprendizajes tecnológicos y desempeños académicos, segúnTroncoso (2022), se requiere que los estudiantes estén preparados para abordar los diversos saberes que le provee el medio en el que se desenvuelven, la globalización no se puede quedar en las premisas digitales, por el contrario, debe establecer claridades socioemocionales que les permitan a los estudiantes abordar sus realidades con conciencia y responsabilidad.ParaSolís (2021), teniendo en cuenta la realidad vivida, al igual que lo revelan diversos estudios, se hace necesario fortalecer, al interior de los planes académicos, la formación en competencias digitales y habilidades socioemocionales, las cuales también están relacionadas con un mayor rendimiento en el ámbito académico. Es decir, el bienestar socioemocional de los estudiantes y los niveles de vínculo con los integrantes de la comunidad, influyen en aspectos cognitivos.En síntesis, la formación de competencias digitales en la universidad pasa por el reconocimiento de que éste constituye un proceso de atribución de significados y sentidos frente a la utilización de las tecnologías digitales en la reproducción de la actuación humana, y su capacidad de auto transformación en su relación con el mundo, que se realiza en condiciones sociales y, a través de procesos socializadores que propician el desarrollo humano.…”