Mantener ecosistemas funcionales resulta crucial para el bienestar humano. Lamentablemente, se estima que alrededor del 60% de estos servicios han sido degradados a nivel mundial, lo que afecta su productividad y disminuye su resiliencia. Las soluciones basadas en la naturaleza se consideran una estrategia para contrarrestar la deforestación, la degradación del suelo, la disminución de la biodiversidad y el cambio climático. No obstante, la ausencia de financiamiento y de incentivos económicos puede representar un desafío para llevar a cabo estas acciones.
En este artículo se discute los mecanismos económicos que buscan incentivar la conservación y la recuperación de la provisión de los servicios ecosistémicos (SE), como Pagos por Servicios Ambientales (PSA), programas de gobierno y mercados para la conservación. Una herramienta para viabilizar estas estrategias es la valoración económica de servicios ecosistémicos, que asigna valores monetarios a los beneficios que los ecosistemas proporcionan a las personas y sus actividades económicas. No obstante, la valoración económica es una herramienta cuantitativa y tangible sobre el valor del cambio en la provisión de los SE, incluye sesgos y limitaciones que deben ser considerados al interpretar los resultados. Se concluye que los instrumentos económicos pueden contribuir a mejorar la gobernanza ambiental, sin embargo, es crucial reconocer que no son soluciones universales. Su efectividad está condicionada por el contexto específico de su aplicación, pero además la falta de evidencia clara sobre la relación entre los beneficios ambientales y las estrategias propuestas plantea desafíos significativos, particularmente en el contexto peruano.