En la historiografía del siglo XX el problema del acceso de los indios a los estudios mayores, en la era colonial, se abordó como algo anecdótico o excepcional (Cuevas, 1922, pp. 453-457, y 1924, p. 110; Ricard, 2013, p. 289; Gonzalbo, 1990, p. 170). Sin embargo, en las recientes tres décadas algunos estudios han propuesto que ese acceso fue parte de un proceso complejo y de larga duración (Estenssoro, 2003; Menegus y Aguirre, 2006; Aguirre, 2006; Alaperrine, 2007; Lundberg, 2008; Martínez, 2012; Cobo, 2012; Carrillo, 2012; Menegus, 2013; Decoster, 2015; Glave, 2018). No fue, entonces, solo un asunto educativo sino también político y social, que ocasionó varios debates, a lo largo del tiempo, centrados en el tipo de conocimientos que debía permitirse a los indios. La cuestión estuvo ligada a la disyuntiva de formar o no un clero indígena.