“…Dicho consumo produce alteraciones morfológicas y neuroquímicas en el sistema nervioso central tanto de humanos (Charness, 1993) como en animales de experimentación (Walker, Hunter y Abraham, 1981) y ocasiona modificaciones estructurales en el SNC aunque estos efectos no son uniformes en las diferentes estructuras cerebrales. Los cambios que ocurren en regiones como el hipocampo o el neocortex son de especial relevancia porque son estructuras implicadas en procesos como la atención, memoria o procesos ejecutivos, los cuales están alterados en el alcoholismo (Beracochea, Durkin y Jaffard, 1986;Victor, 1994), de hecho, en torno a un 75% de alcohólicos manifiestan disfunciones neuropsicológicas significativas (Landa, Fernández-Montalvo y Tirapu, 2004;Roehrich y Goldman, 1993) aunque algunos resultados con neuroimagen por Resonancia Magnética se ha demostrado que la mayor reducción de volumen cerebral como consecuencia del consumo de alcohol ocurre en los lóbulos frontales y en otras estructuras como el hipocampo, el tálamo o el cerebelo (Moselhy, Georgiou y Kahn, 2001;Pfefferbaum, Sullivan, Mathalon y Lim, 1997;Sullivan, 2000), estructuras que están estrechamente relacionadas con procesos como la memoria y el aprendizaje, la atención, la resolución de problemas o la organización de la conducta.…”