“…En los Andes ecuatorianos, las poblaciones humanas han ejercido a lo largo de la historia una permanente presión ambiental, con consecuentes impactos ecológicos, como sobrepastoreo, quemas, cultivos agrícolas y deforestación (Podwojewski et al, 2002;Ramsay & Oxley, 1996). Incluso durante la época prehispánica, una deforestación prolongada en las estribaciones montañosas de la provincia de Chimborazo, para favorecer la agricultura extensiva e intensiva, contribuyó a la reducción de los bosques montanos y a la transformación del paisaje (Aguirre et al, 2021). En el caso del monte Chimborazo, investigaciones paleoecológicas durante el Holoceno tardío, evidencian cambios en la composición de las comunidades vegetales, una desecación de los cuerpos de agua y una alta concentración de partículas de carbón que sugieren la presencia de incendios regionales de origen antrópico (Defáz, 2016) quizá acentuando los efectos del cambio climático de aquel entonces.…”