La formación inicial docente resulta clave para una educación inclusiva. Sin embargo, esta formación suele orientarse por estándares de la política y estar desvinculada de las experiencias de sus actores. Mediante un estudio de caso de un programa de Pedagogía en Artes Visuales chileno, se interrogan las propuestas formativas a partir de experiencias biográficas de formadores y profesores en formación. Se describen aspectos no considerados sobre la concepción de diversidad e inclusión, la corporalidad, la identidad y la autonomía docente. Asimismo, se delinean posibilidades de hacer sentido a las experiencias de los actores y orientar su enseñanza desde la inclusión.