En 1957 se les presenta a los arquitectos Ángelo Mangiarotti 1 y Bruno Murassutti 2 una oportunidad única que aprovecharon para convertirla en una fructífera "Opera Prima". Con motivo de la expansión de la Iglesia Católica en Milán, a la orden de arzobispo Giovanni Battista Montini se propone la construcción de más de cien nuevos lugares de culto en los barrios de crecimiento obrero vinculados a la expansión industrial. A la selección del conjunto de arquitecturos se incorporó el estudio Mangiarotti y Morassutti para la construcción de la Iglesia de Baranzate. Este hecho, unido a las respectivas experiencias de los arquitectos en su paso por EE.UU., y a la audacia de incluir en el estudio al Ingeniero Aldo Favini 3 propició un clima muy favorable para la relización de una magnífi ca obra. Como equipo se encontraron ante la posibilidad de experimentar las relaciones entre técnica, tecnología y nuevos materiales, estableciendo las bases de un sistema constructivo que permitió llegar a la prefabricación de un "prototipo" de Iglesia. Una métrica rigurosa y una estructura industrializada, lista para fl exibilizar un modelo replicable en busca del "diseño de una nueva metodología en consonancia con los nuevos medios de construcción, la despersonalización y objetivación del producto como un medio indispensable para alcanzar el mayor número posible de usuarios y el supuesto esencial para la aplicación de un sistema completo de fabricación." 4 Una postura claramente próxima a las refl exiones de Ignacio Gardela sobre los objetivos de la prefabricación en serie y "la libertad necesaria para que el ser creativo se logre a través de un sistema modular, más que mecánicamente rígido, maravillosamente fl exible." 5 Cuatro pilares exentos que soportan una cubierta ejecutada con secciones prefabricadas pos-tesadas, liberando las fachadas de cualquier condicionante mecánico para poder convertirse en límite ligero. Un cerramiento de vidrio que adquiere la intimidad requerida por el uso al introducir una lámina de poliestireno 6 en su construcción multicapa. Un diálogo entre la ligera y fi na caja de luz y la estructura con textura y volumen en hormigón. La Iglesia se concibe como un volumen puro de planta y sección rectangular 7 cuya métrica queda defi nida en sus dos direcciones por un elemento de cubrición, autoportante y prefabricado, con nervaduras en forma de aspa y dimensiones aproximadas de 2,40mx0,94m. Su agrupación genera el orden de la retícula de cubierta. Dicha retícula se apoya sobre seis líneas de carga que descansan en dos vigas in situ sobre pilares troncocónicos suavemente abujardados. Cada una de esas seis líneas está formada por adición de piezas prefabricas postesadas, con sección de nuevo en aspa, a modo de osamenta. El armado de estas responde con coherencia a la defi nición de su forma exterior concebida estrictamente con el mínimo espesor necesario. Su diseño, además de desempeñar el papel estructural, refuerza la expresión formal acorde con la textura global del plano de techo. Existe la voluntad de exigir...