“…Por un lado esto coincide con investigaciones previas que concluyeron que suele predominar una insatisfacción con la imagen corporal (Acuña, 2010;Carrion, 2011;Pullido Garzón, 2015) y trastornos de la imagen corporal (como el trastorno dismórfico corporal) en sujetos que solicitan cirugía (Chung-Sheng et al, 2010;Dakanalis et al, 2013;Shridharani et al, 2010). Por otro lado, estando en una sociedad con las características descritas anteriormente: en la que existe un crecimiento de la cultura del consumismo en donde el culto del cuerpo ha asumido una importante dimensión social (Dorneles de Andrade, 2010;Henderson-King & Brooks, 2009) y en donde los medios de comunicación masivos determinan ideales sAtisfAcción y motivAción de lA cirugíA estéticA en muJeres y su relAción con los esquemAs desAdAptAtivos temprAnos de belleza física promoviendo actitudes positivas hacia la cirugía estética para alcanzarlos (Aafjes, 2008;Markey & Markey, 2010;Sharp et al, 2014;Sperry et al, 2009;Swami et al, 2009), se podría pensar que aquellos que se sienten desvalorizados, indeseables y errados, tratarán de ser parte de esta sociedad tratando de alcanzar lo que la misma propone: tanto el ideal como los caminos para ello (cirugía estética). Ahora bien, al ser los esquemas estructuras autoperpetuadoras, resistentes al cambio y persistentes a lo largo de la vida (Young et al, 2003), la cirugía no los modificaría y es así como continuaría la conducta del sujeto de realizarse nuevas cirugías estéticas en un futuro en respuesta a estos esquemas de desvalorización.…”