“…La selección por parte de los estudiantes de los recursos en los que van a realizar sus prácticas constituye un proceso desafiante tanto para el alumnado como para los docentes que se ocupan de la coordinación y gestión de las prácticas. Aunque en algunas Universidades se realizan procesos de acompañamiento colectivo y se despliegan acciones de análisis crítico y compartido de la experiencia, el aprendizaje que se produce por parte de los estudiantes durante las prácticas es un proceso altamente personal y dinámico que requiere de su participación activa estando influenciado por numerosos factores (Grenier, 2015), antes de este proceso deben considerar aspectos como sus intereses actuales y futuros, sus habilidades y conocimientos profesionales (Short et al, 2018), las metodologías de supervisión que se siguen en cada uno de los dispositivos:desde el enfoque tradicional 1:1 (un estudiante supervisado por un tutor clínico) al 2:1 (dos estudiantes supervisados por un tutor clínico) (O'Connor et al, 2012; Short et al, 2017) pasando por modelos de supervisión colaborativa, entre otros (Hanson & DeIuliis, 2015) y/o el estilo de tutorización desempeñado por los tutores de los recursos en los que se van a realizar las prácticas (Martin et al, 2016;Ozelie et al, 2018). En este sentido, los coordinadores de prácticas desempeñan un rol complejo que incluye la asignación individual de estudiantes a los sitios de trabajo de campo (Stutz-Tanenbaum et al, 2015).…”