Este ensayo expone cómo el educador para la salud, en su quehacer en el campo de la salud pública tradicional, solventa formas de relación con los educandos, enmarcadas en la preponderancia del modelo biomédico, a través de la imposición de significados y valores situados en una concepción biologista de la enfermedad que ha invisibilizado a la salud. En contraste, se presenta la perspectiva crítica de la salud pública alternativa como una posibilidad de resignificar la práctica del educador para la salud. A partir de actuaciones en las que la salud se entiende como un constructo social; el presente artículo busca potenciar abordajes más coherentes con la realidad de los problemas complejos relacionados con la salud desde su conexión con la vida.