“…El rechazo descalifica, estigmatiza, agrede y discrimina de una forma directa; tal opresión se presenta mediante bromas ofensivas, violaciones de derechos, gestos de repudio y actos de persecución y agresión (Moral y Valle, 2014), de negación, omisión, invisibilización o silenciamiento de las disidencias del orden heterosexista (Cornejo, 2018), de asignación de significados negativos, violencia y exclusión (Ortiz, 2004). Asimismo, margina a una posición social periférica y limita las manifestaciones públicas, se opone a equiparar en todos sus derechos a las parejas homosexuales y heterosexuales, castiga con posiciones marginales en las organizaciones y actos públicos donde se difunden mensajes en los cuales las personas no heterosexuales son mostradas como ridículas, débiles e inferiores.…”