“…), lo cierto es que los contextos funerarios descubiertos muestran una clara configuración colonial, tanto en entierros primarios como secundarios(Rodríguez, González y Henríquez, 2004;Sanhueza, Henríquez, Reyes y Prado, 2007;Sáez, 2008;Henríquez, Gruzmacher y Didier, 2010), los que se caracterizan por la ausencia de ofrendas y de contenedores, siendo dispuestos los fallecidos dentro de mortajas(Cáceres, Delgado y Espinoza, 2002-2003Lacoste, Cruz y Polanco, 2014).Los entierros primarios corresponden a individuos dispuestos de forma decúbito dorsal, con los miembros inferiores y superiores extendidos al costado del torso o bien flectados y con las manos en el pecho o el abdomen sin ningún tipo de contenedor funerario, los que se repiten en distintos contextos de América colonial (Martín-Rincón, 2002) y corresponden a una posición típicamente católica denominada como devota(Cabrera y García, 1997;Chiavazza, 2005). En el caso de la Misión San José, se recuperó un total de 26 individuos adultos en esta posición, en mal estado de conservación, de los cuales solo se pudo determinar el sexo de un solo individuo femenino, por lo cual no se pudo observar diferenciación sexual entre los entierros.En el caso de los entierros secundarios, estos corresponden a reducciones realizadas para maximizar el espacio funerario, removiendo entierros previos con el fin de depositar nuevos cadáveres, lo que genera conjuntos de unidades óseas desarticuladas, actividad que en la época colonial se co-…”