“…Hoy, la orientación educativa ve al Docente Orientador desde diversas perspectivas (Molina, 2002;Guarín, 2013), como agente/ líder educativo (Martínez, Krichesky y García, 2010;Amber y Martos, 2017), mediador (Borja, et al, 2018) comprometido con la escuela que colabora con los docentes de aula apoyando el desarrollo integral estudiantil, en estrecho vínculo con el equipo directivo, mientras promueve la innovación en la práctica diaria (Castro, 1985;Pascoal, et al, 2008;Martínez, et al, 2010), sin caer en la "pedagogización" de la psicología y su epistemología (Hernández, 2017). En tal sentido, Delgado considera que lo anterior implica una necesaria relación con la convivencia (Figura 5), que evidencia cinco tipos de representaciones sociales: a) Como guía que da parámetros, consejos y pautas de direccionamiento; b) Como acompañamiento, enlazando y de la mano con los procesos; c) Como detección preventiva de aspectos convivenciales; d) Como intervención de problemas personales, familiares y sociales; y e) Como apoyo para fortalecer las debilidades y potencialidades (2018, p. 108).…”