“…Hacia 1883, afirma, "las colecciones y museos privados ocupaban un lugar tanto o más importante que las promovidas por la estructura estatal" (Blasco 2011a, p. 12). Blasco (2011b) reconstruye para la conformación de la sala Uriburu del Museo Histórico y Colonial siguen estando presentes la obtención de objetos con dinero privado de Udaondo, donaciones conseguidas a partir de sus relaciones personales y otras prácticas que, algunos años antes, tendieron a avalar "la decisión gubernamental de que un museo público se solventara en su mayor parte con aportes privados" (Blasco 2012b, p. 4). Por su parte, Eujanian (2013), lejos de ver como una limitación a la institucionalización tardía que en las provincias alcanzaron los espacios dedicados al estudio o conmemoración del pasado y a la prevalencia de una distinción difusa entre lo público y lo privado, entiende que estos factores promovieron el desarrollo por parte de particulares (sin una necesaria formación académica) de diversas iniciativas en el campo cultural, entre las que se encontró la organización de museos.…”