El ciberespacio se presenta en la cultura contemporánea como un territorio complejo que habilita prácticas inéditas de representación para la relación identidad-otredad, a partir de la mediación digital de lo cognitivo, corporal, emocional y lingüístico-comunicativo potenciado semióticamente con el fin de plasmar esa tensión constitutiva de lo humano yootro. A partir del estudio de la cara digital (Leone 2018) y la semiótica de los emojis (Danesi 2016), y el abordaje del enlace específico que propone el videojuego entre jugador, avatar y mundo virtual, este artículo intenta sugerir claves de interpretación frente a las nuevas posibilidades semióticas del ciberespacio con respecto al problema de la identidad-otredad