“…Una dimensión de desigualdad presente en estas etapas se asocia a la categoría género. Es un hecho reconocido que trabajo social a nivel internacional y en Chile, es una carrera estudiada predominantemente por mujeres (Labra, Chamblas, Turcott, & Dubé, 2017), situación que durante la última década no presenta grandes variaciones a nivel nacional (Saravia & Vargas, 2015), y que al parecer no tiene proyecciones de modificarse de forma importante en los años venideros (Aspeé & González, 2018). Esto no constituye un hecho neutro, sino que responde a lo que Duarte (2013) denomina la feminización de la profesión y disciplina, que constituiría un factor asociado a las dificultades para obtener un reconocimiento disciplinar legitimado, dada las desigualdades estructurales que operan también en el campo científico.…”