“…El Test de Paso en Falso y el Test de la Mirada, han sido de los más empleados para investigación en cognición social para evaluar la Teoría de la Mente en diferentes grupos poblacionales especialmente de tipo clínico, como en el Trastorno del Espectro Autista (Thiébaut et al, 2016;Tin et al, 2018), Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (Mary et al, 2015;Pineda-Alhucema & Puentes, 2012), Esquizofrenia (Etchepare & Prouteau, 2017), Demencias (Duclos et al, 2018;Poletti, Enrici, & Adenzato, 2012), Trastornos de la Conducta (Fonagy & Bateman, 2016), e incluso trastornos de la alimentación (Leppanen, Sedgewick, Treasure & Tchanturia, 2018) y maltrato infantil (Luke & Benerjee, 2013;Pineda-Alhucema, Aristizábal-Díaz, Escudero-Cabarcas, 2017). Sin embargo, es el Test de la Mirada el que más tratamientos ha recibido, en cuanto a adaptaciones y validaciones, especialmente la versión para adultos, para población brasilera (Miguel, Caramanico, Huss, & Zuanazzi, 2017), italiana (Preti, Vellante, & Petretto, 2017), francesa (Prevost et al, 2013), sueca (Söderstrand, & Almkvist, 2012), polaca (Jankowiak-Siuda et al, 2016), alemana (Pfaltz, et al, 2013), argentina (Román et al, 2012) y española (Fernández-Abascal, Cabello, Fernández-Berrocal & Baron-Cohen, 2013). La versión para niños también ha sido validada y adaptada para diferentes poblaciones, pero en menor proporción comparada con la de adultos, entre los trabajos de Vogindroukas, Chelas y Petridis (2014) en población griega, el trabajo de Rueda, Cabello y Fernández Berrocal (2013) en población española, y Hayward y Homer (2017) en Estados Unidos.…”