Los cambios recientes en la producción del espacio deben entenderse en el marco de la reestructuración económico-política post-1989/1991; a su vez, el sentido de ambos procesos se revela más nítidamente si los contextualizamos en ciclos históricos más amplios (Harvey, 2005). En esa perspectiva tanto la crisis actual como la etapa de "apogeo" precedente, con todas sus implicaciones territoriales y espaciales, pueden concebirse como una fase avanzada de la agenda de políticas neoliberales inaugurada en la década de 1970 -en particular, en relación a las políticas urbanas, en el episodio fundacional de la crisis fiscal de la ciudad de Nueva York (Tabb, 1982). Se abre aquí un nuevo régimen de gobernanza local sustentando en los principios de austeridad fiscal, desmantelamiento de los acuerdos regulatorios del fordismokeynesianismo y ampliación de las prerrogativas de actores corporativos en la administración y la actividad urbanística (Harvey, 1989). Junto a la progresiva globalización de las cadenas productivas, la expansión de las telecomunicaciones y redes logísticas, y la financiarización de volúmenes crecientes de actividad económica, esta reestructuración de la gobernanza y la economía locales constituye uno de los pilares básicos de un orden que sigue vigente hoy día. Motor proteico de esa nueva economía política, las ciudades y ciudades-región -y por tanto las políticas y programas urbanísticos-han cobrado un papel protagonista, a medida que las agendas económicas nacionales se re-escalaban para aprovechar las ventajas competitivas de sus activos territoriales más estratégicos en un nuevo mapa de lucha global por la localización de capitales (Brenner, 2004;Brenner & Theodore, 2002).Pero, según ciertos observadores críticos, esta fase se ha caracterizado además por un elemento menos obvio pero aún más inquietante (Harvey, 2006; Negri & Hardt, 2009). Enfrentado al agotamiento de sus estrategias de expansión tradicionales, el nuevo capitalismo global -y su expresión urbana-estaría sosteniendo su necesidad estructural de ampliación constante gracias a la reactivación del viejo mecanismo de 'acumulación por desposesión' -una acumulación de capital realizada no a través del ciclo productivo convencional, sino directamente por extracción, esquilmación o apropiación forzosa de riquezas comunes, bien presentes en la naturaleza, bien creadas colectivamente y al margen del mercado. En realidad este procedimiento de depredación de los comunes para su mercantilización es inherente al sistema, como muestran las clásicas campañas de eliminación de tierras y derechos comunales en sucesivos contextos y episodios históricos (Sevilla-Buitrago, 2012a). Pero el régimen neoliberal agudiza esta dinámica, trastocando el enfoque relativamente apaciguador de los equilibrios fordistas-keynesianos durante los Treinta Gloriosos. Junto a la creciente preeminencia de lo urbano y sus políticas en el nuevo marco regulatorio, este aspecto interpela directamente a nuestra disciplina -efectivamente, como en episodios pretéritos de 'cercamient...