“…10 La producción aurífera se concentró en las minas de Andacollo (Coquimbo), Chucumata (Tarapacá), Copiapó (Copiapó), Inca (Atacama), Catemu y Petorca (Valparaíso) en reemplazo de los lavaderos de oro del centro y sur de Chile -lavaderos de Marga-marga, Quilacoya, Madre de Dios, entre otros-. 11 Dicha práctica extractiva de minerales auríferos, permitió la obtención de riquezas suficientes para financiar las subsiguientes etapas de conquistas territoriales con sus consecuentes procesos de etnocidio y/o etnogénesis durante el siglo XVI. Las referencias a dichos lavaderos de oro y al sometimiento de los pueblos locales son las realizadas por Rosales: "el oro no ha dejado jamas de ser abundante en Chile, pues lo que se ha acabado no son los lavaderos, sino los lavadores, i el azote, que era su salario...".…”