“…Por otro lado la incidencia de esta plaga es menor a partir de latitudes de 31° a 32°, desde Córdoba hacia el sur del país (Virla et al, 1999). Debido a la importancia en Argentina, esta especie es objeto de muchas contribuciones científicas referidas a diversos aspectos como ciclo biológico (Valverde et al, 1995); evaluación de dietas para cría (Murúa et al, 2003); parámetros poblacionales sobre distintas fuentes de alimento (Murúa y Virla, 2004a); caracterización genética de diferentes cepas (Nagoshi et al, 2012), revisión de hospederos (Casmuz et al, 2010); protocolos de monitoreo (Serra & Trumper, 2006); efectos histológicos de parasitoides (Michel et al, 2013); niveles de daño ocasionados al cultivo de maíz (Willink et al, 1991;1993;Sosa, 2002a;2002b;Ayala et al, 2013); estudios sobre enemigos naturales (Virla et al, 1999;Sosa y Vitti, 2005;Murúa et al, 2006;Murúa et al, 2009;Yasem de Romero & Romero, 2013); interacción con cultivos Bt (Giaveno et al, 2010;Murúa et al, 2013;Ayala et al, 2013;Massoni et al, 2014;Almada et al, 2015;Szwarc et al, 2015;Sassano et al, 2016); manejo de la resistencia (Trumper, 2014;Chandrasena et al, 2018).…”