“…En segundo lugar, porque la especificidad identitaria que imprime la presencia de estas redes se presenta muchas veces como "disidente", es decir, como instancias marginales y por fuera de las lógicas institucionales religiosas y políticas más relevantes dentro del juego político internacional. Esto responde en buena medida a lo que Joanildo Burity denomina como procesos de minoritización (Burity, 2016(Burity, , 2017 o lo que Juan Marco Vaggione (2005) denomina como política reactiva, en la que una expresión generalmente en los márgenes se levanta desde una particularidad (minoritaria) para ejercer presión en términos tanto sociopolíticos como religiosos frente a los discursos, prácticas y modos de institucionalización hegemónicas, en este caso, en oposición a los discursos de organizaciones de derechos humanos dentro del SI. Es decir que la emergencia de estas redes responde, en alguna medida, a un contexto de cuestionamientos y crisis tanto políticas como religiosas, como por ejemplo del lugar social de la Iglesia católica, los movimientos sociales, las OSC y las políticas de derechos humanos (DDHH) promovidas por algunos Estados de la región.…”