“…Las largas estadías en salones de clase, el estrés que genera el rendimiento académico, las variaciones en los estados de ánimo, el cambio de horario en la nutrición, acompañado del poco tiempo para realizar actividad física y para el consumo de alimentos, incrementan el consumo de comidas poco saludables, el consumo de alcohol, el consumo de cigarrillos y los niveles de sedentarismo. Hay factores que influyen en los hábitos de vida saludable de los estudiantes universitarios y que son marcados en programas académicos que no involucran, en su plan de estudios, algún tipo de deporte o de actividad física, como son las ciencias contables, económicas y administrativas; en caso contrario, se ve reflejado en programas afines al movimiento (Chalapud-Narváez et al, 2019). Estudios realizados en la última década, han identificado que estos hábitos de vida poco saludables adquiridos o reforzados en la universidad, se mantienen durante la vida laboral, desencadenando problemas de salud en los adultos, incrementando las enfermedades crónicas no transmisibles y convirtiéndose en un problema de salud pública (Chalapud-Narváez et al, 2019).…”