“…En efecto, textos autobiográficos como los de Catalina de Siena, Teresa de Ávila o la misma Francisca Josefa de Castillo, generalmente tildados de "literatura espiritual y devocional" (Ramón, 2010, p. 157), en realidad no constituyen excepción alguna, pues su categorización discursiva como literatura mística veta la posibilidad de que puedan pertenecer textualmente a otras áreas del saber de mayor prestigio sociocultural, como la filosofía o la teología, a las que no se les permite pertenecer por ser, precisamente, femeninos (Chocano Mena, 2000;Fernández Martín, 2020;Ferrús Antón, 2008;Forcades i Vila, 2011;Herrera, 2017;Llamedo González, 2018;Lewandowska, 2013;Walton, 2004). 4 A la larga, esta categorización excluyente oculta la lucha de poder que se esconde tras la ideología de género, que forma parte de los valores socioculturales que, circularmente, determinan qué práctica discursiva tiene prestigio y cuál carece de él (Servén Díez, 2008;Steffanell, 2010).…”