Impacto de la Covid-19 en las personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo, sus familiares y los profesionales y organizaciones de apoyo

Abstract

Nuestro mundo se ha visto transformado por el coronavirus y la infección que provoca. La gravedad de la enfermedad y las consecuencias del estado de alarma no afectan a todos por igual, siendo las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo uno de los colectivos más vulnerables. El INICO y Plena inclusión realizaron un estudio con la finalidad de analizar el impacto de la COVID-19 y el confinamiento durante la primera ola en 2020 en las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, sus familiares, personal de atención directa y organizaciones. Para ello, se elaboraron y aplicaron en España cuatro encuestas en línea, participando cerca de 1.500 personas. Los resultados indican que, a pesar del esfuerzo realizado por el tercer sector, la crisis sanitaria ha dejado al descubierto las carencias de nuestro sistema de apoyos, lo que lleva a reflexionar sobre tres aspectos fundamentales: el grado en que se trabaja en el desarrollo y mantenimiento de redes naturales de apoyo cuando la persona vive en un entorno específico; la medida en que los apoyos ofrecidos desde el tercer sector llegan a contextosque se encuentran fuera de la red de servicios ofertados por el movimiento asociativo; y el papel de nuestro sistema educativo a la hora de garantizar el derecho a la educación de personas con necesidades especiales de apoyo.

Mental Health of People with Intellectual Disabilities Living in Residential Care before, during, and after Lockdown

“…Paradoxically, however, our study results suggest that the mental health of PID who were confined to their residential center (not within the family unit) improved at this time. This contrasts with other studies of PID, which reported high rates of depression, anxiety, psychological distress, and loneliness during the early stages of the COVID-19 pandemic [6].…”

“…This increase in needs, coupled with the loss of support staff due to infections and quarantines [ 48 ], may explain the relatively low levels of quality of life indicated by their scores [ 13 ]. As indicated in a study conducted by Crespo [ 6 ], the situation brought about by COVID-19 has highlighted the need to increase the number of professionals to provide better support to PID.…”

“…However, the severity of the disease and the consequences of the state of emergency do not affect everyone equally, with individuals with intellectual and developmental disabilities (IDDs) being one of the most vulnerable population groups in this situation [ 6 ]. Even before the pandemic, people with intellectual disabilities (PID) already required additional healthcare support due to their high rates of comorbidity and increased health risks [ 7 ].…”

“…These differences between PID living in residential centers and those living with families were more evident during institutionalization [ 25 ]. Thus, studies carried out in Spain indicated that residential users experienced a greater lack of contact with their family and friends, mainly due to the reported suspension of visits to residential users and new admissions [ 26 ], which together with difficulties in accessing technology [ 6 ], contributed to increased levels of stress and emotional deterioration among residential users [ 17 , 27 ], as well as a greater sense of isolation due to not being able to see their friends and partners for longer periods of time [ 28 ]. Similar results were found by Amor et al [ 29 ], who described that 60% of the sample reported higher levels of fear and anxiety during lockdown, particularly those living in residential centers.…”

Disrupción biográfica y discapacidad cognitiva en el daño cerebral adquirido. Visibilización narrativa

“…Aunado a la ruptura social, la pandemia ha sido percibida por las personas con DCA y sus familiares entrevistados como un factor agravante a la condición de rezago ya pre-existente, no sólo por un aspecto de vulnerabilidad ante el contagio, sino también por el desplazamiento de sus necesidades a un lugar inferior dentro del elenco de las prioridades sanitarias (Crespo Cuadrado et al, 2021). En los relatos, esto parece traducirse en una mayor desconfianza en el sistema.…”