“…Tal como señalan Montes y López (2017) para la discusión sobre lenguaje disciplinar, mientras la literacidad da cuenta de las capacidades para participar en prácticas sociales semióticas, la alfabetización da cuenta de manera específica de procesos intencionados de desarrollo de aquellas habilidades de lectura y escritura que permiten una adecuada participación. Buckingham (2006) propone cuatro dimensiones para organizar las habilidades y conocimientos que aseguran óptima participación en el espacio mediático/digital: representación, que supone la capacidad de interpretar y producir determinadas selecciones de la realidad; lenguajes, que considera tanto el dominio de la multimodalidad, las formas retóricas y estéticas, y la construcción textual de la comunicación interactiva; audiencia, en términos de reconocer las distintas posiciones que se asumen en la participación y, por último, la dimensión de la producción que, junto con aludir a las capacidades técnicas para la creación y circulación de textos, hace referencia también a la comprensión de las implicancias sociales, económicas, ideológicas y éticas en la producción. Ejemplos de lo último son los dilemas que hoy ofrecen las noticias falsas, los algoritmos que determinan los contenidos a los que accedemos, los límites de la privacidad y la datificación (Livingstone, Stoilova & Nandagiri, 2019;Pangrazio & Selwyn, 2019).…”