“…Desde una perspectiva histórica, la autoevaluación se encuentra en los campos de la desconfianza y, los docentes no la aplican de forma planificada, estructurada y sistematizada dentro del proceso enseñanza-aprendizaje. Para abordar este fenómeno, se debe entender el concepto de lo que es la autoevaluación, desde una perspectiva integral en la que se tome al ser humano en su totalidad, desde disciplinas que permiten una reflexión más amplia sobre este término, como son la psicología, la sociología, la filosofía, la ontología, la pedagogía y la didáctica (Kambourova, 2020). En el ámbito del aprendizaje-servicio, es posible aplicar instrumentos de autoevaluación que sirvan a las experiencias de aprendizaje de los estudiantes, que respondan a una metodología, y en los que sea importante definir el método para validar los procesos autoevaluativos (López-de-Arana, Aramburuzabala y Opazo, 2020); procesos que, junto a la coevaluación y heteroevaluación, generan conciencia en los estudiantes, ya que se valora el esfuerzo para alcanzar los conocimientos (Mendoza et al, 2021).…”