“…La paz no es la mera ausencia de violencia, sino una construcción permanente y siempre imperfecta, en la cual, para su abordaje, es preciso tener en cuenta diferentes aspectos sociohistóricos, culturales y estructurales en cada sociedad (Galtung, 1969;Muñoz;Bolaños, 2011). Asimismo, entendemos que el territorio es una construcción relacional geosociohistórica, multiescalar, producto y productora de sociedad, con dimensiones políticas, económicas, culturales y sociales (Cairo, 2013;Capel, 2016;Llanos, 2010;Nates, 2011). En este sentido, el conflicto armado, las resistencias y las iniciativas de paz son productoras de territorio cuando se tienen en cuenta, por un lado, el complejo de relaciones sociales de naturaleza conflictiva o solidaria que constituyen consuetudinariamente cada territorio y, por otro lado, los aspectos relacionados con el conflicto armado que, desde la escala nacional y global, impactan de distintas formas los contextos locales, en sus órdenes físico-espacial y simbólico-cultural López, 2017).…”