“…. Entre Sur y Centroamérica se han identificado determinados espacios fronterizos que conforman nudos importantes que moldean los corredores migratorios, como pueden ser el Tapón del Darién entre Colombia y Panamá y la frontera sur de México(Álvarez Velasco, 2022;Miranda, 2021;Winters, 2019;Winters y Mora Izaguirre, 2019;Yates y Bolter, 2021).El seguimiento a los foros intergubernamentales con la participación de representantes gubernamentales de Sudamérica, Centroamérica y México y las sistematizaciones realizadas(Domenech, 2018;Domenech y Dias, 2020;Ramírez, Ceja y Alfaro, 2019) facilitan el entendimiento sobre la construcción gradual del régimen de fronteras regional con vistas a endurecer el control migratorio y fronterizo frente a las migraciones consideradas irregulares.Según Domenech y Dias (2020), las prácticas y tecnologías propias de la globalización para el control migratorio y la securitización fronteriza fueron actualizadas en los Estados latinoamericanos precisamente como reacción a las movilidades caribeñas (cubanas y haitianas) y transcontinentales (africanas y asiáticas). Indicio de lo anterior son las referencias a las migraciones «extracontinentales» o «extrarregionales» en el comunicado fundacional de 1996 y en las declaraciones de los siguientes años de la Conferencia Regional sobre Migración (crm), que figura como el principal fomentador de la regionalización de las políticas migratorias de los países de Centro y Norteamérica (Domenech y Dias, 2020; Ramírez, Ceja y Alfaro, 2019).…”