En el presente texto se retoman las reflexiones de un joven Antonio Gramsci en torno a la revolución soviética y otras experiencias consejistas entre 1917 y 1920, al calor de las grandes jornadas de protagonismos populares de la inmediata posguerra. En las mismas, se destaca la aguda mirada en torno a distintas problemáticas, principalmente en relación a las relaciones de la revolución con las temporalidades históricas y los sujetos de la emancipación. Elaboraciones que constituyen elementos indispensables para el pensamiento crítico —de entreguerras, pero también del actual— y en las que empiezan a delinearse algunos de los conceptos centrales que el político e intelectual italiano desarrollará finalmente en prisión.