Desprivatización y postsecular son dos conceptos que circulan con creciente intensidad para explicitar giros importantes en los debates académicos sobre religión y política. Cada uno, a su manera, busca capturar una nueva temporalidad que requiere un replanteo de las principales construcciones analíticas y normativas desde las cuales se dio sentido al fenómeno religioso y a su conexión con la política. El concepto de desprivatización fue propuesto por José Casanova (1994) hace prácticamente dos décadas para nombrar un proceso de lo religioso opuesto a lo pronosticado por la teoría de la secularización. En vez de privatizarse, de despolitizarse, las principales religiones han seguido un proceso de inscripción como actores públicos. Esta desprivatización no se da (sólo) para defender un orden tradicional sino que las religiones también intervienen públicamente como actores de la sociedad civil que buscan ser parte de los principales debates democráticos (Casanova 1994). El trabajo de Casanova nombró una realidad empírica que se presentaba en diversas tradiciones religiosas y que, por la influencia paradigmática de la teoría de la secularización, se desdibujaba en la mayoría de los análisis. Desde el momento de su publicación, el concepto de desprivatización comenzó a ser utilizado en la mayoría de abordajes de las
Resumen El debate por ampliar las fronteras de la ciudadanía sexual impulsado por los movimientos feministas y por la diversidad sexual dio lugar (paradójicamente) a la configuración de una ciudadanía religiosa. El principal propósito de este artículo es analizar esta configuración buscando comprender la política del activismo católico conservador en las democracias contemporáneas. En particular se proponen tres dimensiones de la ciudadanía religiosa: el trazado de fronteras identitarias, la movilización de creencias y el reconocimiento de derechos religiosos. Cada una de estas dimensiones iluminan aspectos distintos (aunque interconectados) de la política de la Iglesia Católica en reacción a los impactos, reales e imaginarios, del reconocimiento de derechos sexuales y reproductivos.
The term ‘gender ideology’ has become a conceptual and political tool used by various religious and secular actors who defend a legal system embedded in a sexual universal morality. Although the use of the term began within the Catholic sphere, it currently characterizes the politics of different countries that are facing a wave of neoconservative activism. The article analyzes the expansion and uses of this term by considering two main aspects: first, an analysis of its emergence as a strategy by the Vatican to combat the impact of Sexual and Reproductive Rights (SRR) on Universal Human Rights; second, a presentation of the appropriations and uses of the fight against gender ideology as part of a neoconservative movement in Latin America.
During the last four decades, Latin America has witnessed the political strengthening of collective actors with conflicting agendas: feminist and LGBTQ+ movements on one side, and Catholic and Pentecostal Evangelical sectors on the other. While the first two movements focus on gender equality and the extension of sexual and reproductive rights, the Pentecostal and Catholic sectors have also adopted a political identity, but with an agenda prioritizing the defense of religious freedom and Christian sexual morality. Far from being a holdover from the past, the political strategies employed by these religious sectors continue to affect public debate across much of Latin America today.
Frente al avance de los derechos sexuales y reproductivos, se ha producido una reacción moral conservadora que, trascendiendo las fronteras entre lo religioso y lo secular, instaura nuevas formas políticas en América Latina. Uno de los principales emergentes de esta reacción es la consolidación del giro ideología de género como diagnóstico y amenaza para movilizar las creencias e instituciones religiosas en defensa de la vida y la familia. Precisamente, el propósito de este artículo es considerar las instrumentalizaciones de la ideología de género como una ventana analítica para identificar las principales dimensiones públicas del neoconservadurismo en los países de la región. La lucha contra la ideología de género se consolidó como una de las facetas más visibles de la politización moral conservadora y a través de su observación pueden comprenderse distintos tramos de la articulación entre el conservadurismo religioso y la política contemporánea.
Religion is flourishing in contemporary democracies. In Latin America, a region characterized by its low confidence in institutions, the Catholic Church is by far the most trusted one. I Europe is debating, with limited success, the accommodation of the "Muslim other.,,2 In the United States, the role of religion in politics has probably never been so noticeable. 3 These examples indicate that a construction of the world in which religion occupies a marginal position does not hold together any longer. Although it is possible to insist on a nostalgia for a secularized world-if indeed such ever existed-this is the time to move beyond that fiction and think about the roles of religion in novel ways. Gender and sexuality offer the most challenging dimensions in a consideration of the contemporary relevance of religion. A large part of religious revitalization involves reinforcing the traditional family against the threat of new conceptions of gender roles and sexual identities. 4 Many religious communities have transformed that threat into a justification for public interventions and political alliances. If, in general, religion had always been the main carrier of patriarchy and heteronormativity,5 much IThe Latinobarometro has shown, in a general survey carried out during 2004, that the Church has around 70 percent approval in almost all Latin American countries and this approval rate has been quite stable during the last ten years (see www.latinobarometro. org). 2The French debate over the prohibition of the Islamic headscarf is probably the most visible manifestation of these limitations. See, for example, Etienne Balibar, "Dissonances within Laicite," Constellations 11 (2004): 353-67. 3Particularly when considering the role of religion in the 2004 Presidential elections. 4{ use the term "liberation" to indicate the de-institutionalization of social and legal norms that enforce gender and sexuality inequalities. This liberation takes place, then, at two main levels: as liberalization at the state level and as democratization at the level of civil society. For the concept of dual politics in social movements, see
En Argentina, las luchas de los movimientos de mujeres, feministas y LGBTI por reformar el derecho lograron disputar el orden sexual conservador sostenido por el poder religioso e imbricado en el discurso jurídico. Estos procesos de reforma, sin embargo, son resistidos por el activismo religioso conservador en diferentes instancias institucionales con el propósito de (re) instituir la moral religiosa conservadora en el derecho. En este trabajo focalizamos en las intervenciones de las ONGs y abogados autodenominados pro-vida en procesos judiciales en las cortes con el propósito de obstruir, impedir y/o criminalizar el acceso al aborto no punible en el país. El estudio de estos procesos nos permite ampliar la comprensión de una de las principales estrategias del conservadurismo religioso en América Latina, el uso del litigio para resistir las reformas legales progresistas.
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