¿Podemos considerar la nueva etapa de urbanización como un proceso extractivista? ¿Es la ciudad un nuevo commodity en la lógica capitalista? Estos son los interrogantes que aborda el presente texto. El objetivo es reflexionar sobre la posibilidad de extrapolar las dinámicas que son sustantivas al extractivismo clásico al ámbito de lo urbano. Mi hipótesis es que algunas de las características de dicho extractivismo pueden observarse en la producción urbana en América Latina, por ejemplo, concebir el territorio como un campo de renta, la tendencia a la privatización de la gestión pública y la entrada en juego del capital financiero. Sin embargo, existe una gran divergencia entre ambos. Mientras que el extractivismo clásico, ubicado en el ámbito rural, parte de una agenda de discusión gracias al giro ecoterritorial, el fenómeno del extractivismo urbano apenas está siendo pensado como un problema público y político a tener en consideración.
Día a día los ciudadanos encaran la necesidad de tramitar documentos de diverso tipo para acreditar su identidad, conducir un automóvil o certificar una condición determinada; deben pagar los recibos de servicios públicos o asegurar la inscripción de una firma, un sello o un número en un papel que, de no encontrarse “en regla”, puede obstaculizar su salida del país, el acceso a algún beneficio o servicio o la compra de un inmueble. Pero, ¿qué tanto saben del funcionario que se encuentra detrás de la ventanilla? ¿cuál es el verdadero rostro de ese empleado, muchas veces oculto detrás de pilas de documentos o del cristal de una ventana? ¿qué estudió? ¿dónde trabajó antes? ¿cuál es su situación contractual? ¿cómo fue su proceso de reclutamiento? ¿hasta cuándo estará vinculado a su empleo actual? ¿qué hace en su jornada laboral? ¿qué piensa de su trabajo y de los usuarios de los servicios que tiene a su cargo? o ¿cómo su manera de pensar influye en las labores que desarrolla? A la luz del estudio de caso de dos entidades municipales adscritas a la Alcaldía de Santiago de Cali, el libro busca contribuir a la comprensión del funcionamiento del estado colombiano a partir de una aproximación etnográfica a las burocracias de rango intermedio que, con las operaciones, procedimientos y rutinas que despliegan en el ejercicio de su trabajo, pero también mediante los valores, principios y creencias que ponen en juego, materializan la presencia del estado en la vida diaria de la gente. Para ello, nos apoyamos en la noción de intimidad burocrática, que posee dos acepciones diferentes, pero compatibles entre sí. Por un lado, basándonos en la idea de “intimidad cultural” de Herzfeld, hacemos referencia a aquellos rumores, comentarios y creencias que se ponen en circulación dentro de un grupo y que son considerados por sus miembros como una fuente de vergüenza externa o como parte de lo íntimo pero que paradójicamente, les proporciona la seguridad de compartir una sociabilidad común y de poseer un recurso simbólico de autoprotección. Esto último se manifestaría en forma de imitación, ironía, rechazo o burla. Y, por otro, la noción de intimidad burocrática también nos recuerda el carácter intimidatorio y de inhibición que tanto los empleados públicos como el resto de la ciudadanía suelen asignar a todo lo que representa lo estatal.
In this article I analyze the emotional logic that urban transport drivers in La Paz assign to their vehicles in their life cycle. I pay attention to the emotive dimension of the “technical rationality” of practices of vehicle renewal, reuse, and maintenance—that is to say, the set of emotions, affections, and, especially, feelings that emerge in keeping the vehicle in good condition or in its possible replacement. This emotional dimension does not emerge as an autonomous sphere of technical rationality but rather is inherent to it. My hypothesis also points to its overflowing and kaleidoscopic character, since it transcends the individual experience by allowing us to analyze other phenomena of social life.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.